Pero hay otras rutas para la creación de una obra de teatro. Escoger una obra peruana trae un riesgo. Los dramaturgos peruanos no gozan aún del prestigio que se le da a un Pinter o un Mamet. Hay cierto prejuicio hacia la dramaturgia peruana aún -al igual que hacia el cine peruano, tal vez-, se prefiere optar por una obra reconocida internacionalmente.
Una tercera ruta sería aquella en la que el director emprende la aventura de escribir él mismo la obra que quiere dirigir. Esto, obviamente, no lo pueden hacer muchos porque, así como no todo dramaturgo sabe dirigir, no todo director sabe escribir. Sin embargo, cada vez vemos más montajes en los que estas dos actividades van de la mano.
En Viaexpresa hemos optado por apostar por esta tercera ruta, o por lo menos la segunda. Cinco directores
que montan textos peruanos, en su mayoría escritos por ellos mismos.
Y a Jorge Castro se le ocurrió una cuarta ruta. Una nuevecita. Convocar a cuatro dramaturgos para que escriban con él la obra que tenía en mente. Normalmente a un dramaturgo le toma uno o dos años escribir un buen texto teatral. A este grupo de dramaturgos le tomó unos pocos meses.
¿Cómo lo hicieron?
¿De qué partieron?
¿Cómo se dividieron las escenas?
¿Modificaron la idea orginal? ¿De qué forma?
¿Cómo intervino Jorge Castro en las escenas para unificarlas?
¿Cuál es el balance final?
Estas son sólo algunas de las preguntas que se nos ocurren. Mañana jueves se nos ocurrirán otras, y a ustedes, nuestro público, se les ocurrirá seguramente muchas más. Los dramaturgos tendrán que responder.
Los esperamos mañana en la función (8:00 pm), y luego (10:15 pm), en el conversatorio.
Prepárense para una buena clase maestra.
(Foto: Carlos Galiano) |
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